Hoy es 16 de septiembre y se celebra el "Día Mundial para la conservación de la capa de ozono", instituido en 1995 por Naciones Unidas con el objetivo de sensibilizar a la opinión publica sobre este problema.
Desde 1985, año en que se adopta el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, que fue seguido de varios acuerdos internacionales, se ha logrado un recorte sustancial en la producción de CFCs (compuestos clorofluorocarbonados) y los HCFCs (compuestos hidroclorofluorocarbonos), principales responsables de la destrucción de la capa de ozono.
La reacción de la comunidad internacional fue rápida y la mayoría de los países del mundo se comprometieron a acabar con la producción de los CFCs, los HCFCs y otros gases agresivos que afectan a la capa de ozono. Los países industrializados primero y el resto después han conseguido reducir un 80% de esta producción entre 1988 y 1996, con la esperanza que desapareciera en 2010. Los efectos beneficios no se serán inmediatos, pero si se sabe que evitará: 19 millones de casos de cáncer de piel, 150 millones de casos de cataratas y 70 billones de pesetas en pérdidas en la pesca y la agricultura de aquí al año 2060. Y, a más largo plazo, la posible desaparición de la vida en el planeta.
Lo esperanzador de este convenio es que, por primera vez, un tratado internacional sobre el medio ambiente haya provocado una respuesta inmediata de los políticos y de las industrias. ¿Por qué no ocurre lo mismo con la protección de los bosques, la reducción de la contaminación, el problema del calentamiento global o toda la basura producida por el ser humano? Este es el motivo de que los días de concienciación sobre los problemas de la Tierra, como este, tengan su importancia.
Qué tal si...hoy hacemos algo diferente que se vea reflejado en la naturaleza, los pequeños cambios empiezan por personas pequeñas, y que mejor que nosotros. Así que feliz inicio de la semana y
"Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo",
-Mahatma Gandhi.

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